“Alemania nazi, años 40, apartheid” son algunos conceptos que se cruzan por la cabeza del cantautor y poeta toledano Carlos Ávila al recordar su paso por Ramala, una ciudad palestina en la que, a pesar de los continuos controles policiales, los interrogatorios, los cortes de agua o la falta de libertad, “se puede vivir”.

Tras una semana en esta ciudad, como poeta invitado en la segunda edición del Festival Internacional de Poesía Voix Vives, Carlos Ávila resume la vida de la población palestina como “horrorosa”. “Hay una absoluta falta de libertad. He conocido a un poeta palestino al que el Estado israelí le prohíbe salir de Ramala debido a los versos que escribe ya que, al igual que la mayoría de poetas palestinos, defiende la libertad de su territorio y de su población sin ningún tipo de religiosidad”.

Ir a eldiario.es para leer el artículo completo

Porque en poesía

el gallo puede poner huevos

y la gallina

puede ser valiente.

El problema no es el gallo, el huevo

o el país.

Es la frontera.